Estar a gusto con uno mismo, contento con el propio cuerpo, es algo fundamental para el desarrollo armónico de la persona. En el caso de los niños, que padecen la inseguridades propias del crecimiento, es un asunto que les suele preocupar especialmente. La historia de Ana María Machado, premio Andersen en el año 2000 y una de las grandes escritoras en lengua brasileña, nos propone un acercamiento a este tema a través de un pavo real que, curiosamente, no se siente a gusto con su aspecto.
Estar a gusto con uno mismo, contento con el propio cuerpo, es algo fundamental para el desarrollo armónico de la persona. En el caso de los niños, que padecen la inseguridades propias del crecimiento, es un asunto que les suele preocupar especialmente. La historia de Ana María Machado, premio Andersen en el año 2000 y una de las grandes escritoras en lengua brasileña, nos propone un acercamiento a este tema a través de un pavo real que, curiosamente, no se siente a gusto con su aspecto.
El pavo que abría y cerraba la cola
Un pavo real se pavoneaba a la orilla del lago, se miraba en el agua y se preguntaba:
-¿Soy feo? ¿Soy guapo?
Cuando abría su cola en abanico, toda verde, violeta, azul brillante, se veía bonito y elegante. Pero al mirar sus pies y su andar tan desgarbado le venía gran tristeza y se moría de vergüenza.