Yomón tiene claro su destino. A fuerza de compartir cada momento con los fabulosos dragones ya se considera uno más de ellos. Pero para lograr la transformación definitiva, necesita visitar varios reinos, en donde conocerá las claves para conseguir que cada una de las escamas que forman su manto, donadas por los propios animales, cristalicen y le ayuden a convertirse en un miembro más de la colonia. Poco importa que su origen sea humano, o que los sentimientos de aquellos que más zozobren entre profundas contradicciones. Yomón tiene corazón de dragón, y ante eso pocas cosas pueden frenar sus ilusiones. Editado en grandes dimensiones, el formato permite disfrutar con todo lujo de detalles de las espectaculares imágenes confeccionadas por Justine Brax para dar calor a un bello texto, apadrinado por Benjamin Lacombe, que homenajea a una de las figuras míticas de la literatura fantástica. Composiciones poéticas maquetadas con exquisito gusto y que, sin duda, contribuyen a avivar el interés por estos seres misteriosos que tantas buenas historias han protagonizado en la LIJ.
Yomón tiene claro su destino. A fuerza de compartir cada momento con los fabulosos dragones ya se considera uno más de ellos. Pero para lograr la transformación definitiva, necesita visitar varios reinos, en donde conocerá las claves para conseguir que cada una de las escamas que forman su manto, donadas por los propios animales, cristalicen y le ayuden a convertirse en un miembro más de la colonia. Poco importa que su origen sea humano, o que los sentimientos de aquellos que más zozobren entre profundas contradicciones. Yomón tiene... Seguir leyendo
Hijo de dragones
Surcaban los aires en un vuelo majestuoso.
Sus colmillos eran más afilados que los del tigre blanco,
y no había árbol que resistiera sus garras,
ni lugar que quedara en silencio cuando alguno de ellos rugía.
Nada igualaba el fuego que salía de su garganta.
Yomón contemplaba a sus hermanos con admiración.