El protagonista cree firmemente en sus ideas y las defiende manifestándose públicamente junto a su pequeña hija, sin embargo, en pleno siglo XXI muchos países aún no aceptan la libertad de expresión y termina encarcelado. Allí los días son grises y difíciles, y consuela las largas horas de silencio y soledad con la escritura de cartas y el dibujo de escenas extraídas de tiempos felices. Pero los carceleros desconocen que la fuerza de la solidaridad y del amor puede perfectamente atenuar la robustez de los barrotes. Secuenciado en viñetas desprovistas de enmarcaciones y textos, la historia puede considerarse un cómic por algunos de los elementos que aparecen en la misma (líneas cinéticas, bocadillos). La parábola, inspirada en una iniciativa de escritura colectiva de Amnistía Internacional, trata de sensibilizar sobre la importancia de lograr que se respete en todos los continentes cualquier opinión personal sin miedo a represalias. Emotiva y sugerente, podría utilizarse como una excelente sugerencia para realizar actividades complementarias en torno a los múltiples y honorables temas que se esbozan.
El protagonista cree firmemente en sus ideas y las defiende manifestándose públicamente junto a su pequeña hija, sin embargo, en pleno siglo XXI muchos países aún no aceptan la libertad de expresión y termina encarcelado. Allí los días son grises y difíciles, y consuela las largas horas de silencio y soledad con la escritura de cartas y el dibujo de escenas extraídas de tiempos felices. Pero los carceleros desconocen que la fuerza de la solidaridad y del amor puede perfectamente atenuar la robustez de los barrotes.... Seguir leyendo