Baldomero es un truhan que disfruta cometiendo sus fechorías. Acaba de llevar a cabo tal vez la mayor maldad hasta la fecha: robar el sol en pleno amanecer. Las consecuencias han sido inmediatas en los animales y en el trasiego diario del pueblo Olvidado. Sin embargo, en el barrio Viejo, María canturrea feliz mientras sucede este terrible suceso. Quizá porque, acostumbrada a vivir en la penumbra de la pobreza, no echa en falta la luz vital de la estrella. Pero, ante los ojos del villano protagonista, la joven encuentra la solución al terrible problema mediante un sencillo procedimiento. Con algunas características que recuerdan a las narraciones clásicas, (por momentos viene a la memoria Rumpelstiltskin, de los Hermanos Grimm); la historia es ideal para compartir en voz alta, y viene enriquecida por el magistral juego de planos a través de los que se retrata cada escena. La parábola deja un poso final cálido y agradable, ideal para degustar sentado sobre el sillón en cualquier momento de la tarde…
Baldomero es un truhan que disfruta cometiendo sus fechorías. Acaba de llevar a cabo tal vez la mayor maldad hasta la fecha: robar el sol en pleno amanecer. Las consecuencias han sido inmediatas en los animales y en el trasiego diario del pueblo Olvidado. Sin embargo, en el barrio Viejo, María canturrea feliz mientras sucede este terrible suceso. Quizá porque, acostumbrada a vivir en la penumbra de la pobreza, no echa en falta la luz vital de la estrella. Pero, ante los ojos del villano protagonista, la joven encuentra la solución... Seguir leyendo
El día que Baldomero robó el sol
Aquel día Baldomero se levantó temprano, dispuesto a cometer su mayor maldad. Esperó agazapado junto al horizonte y robó el Sol en cuanto asomó.
Con cuidado para no quemarse las garras, lo llevó rápido a su casa, lo metió en una gran jaula para perdices y lo escondió bajo la mesa del comedor.
Después tapó la mesa con una manta y regresó enseguida a la superficie para disfrutar del resultado de su fechoría.