Jean-Come Noguès y Anne Romby dan vida a este precioso relato cargado de sentimiento. Un niño, que vive feliz en la absoluta pobreza, se siente desdichado después de probar los placeres del lujo. Pero el enorme respeto que tiene por la amistad y su buen hacer se ven recompensados de manera inesperada. Las magníficas ilustraciones de Romby reproducen con un realismo asombroso símbolos y paisajes característicos del Extremo Oriente. El juego de perspectivas, los minuciosos detalles y el uso del color hacen que cada imagen parezca un auténtico cuadro.Jean-Come Noguès y Anne Romby dan vida a este precioso relato cargado de sentimiento. Un niño, que vive feliz en la absoluta pobreza, se siente desdichado después de probar los placeres del lujo. Pero el enorme respeto que tiene por la amistad y su buen hacer se ven recompensados de manera inesperada. Las magníficas ilustraciones de Romby reproducen con un realismo asombroso símbolos y paisajes característicos del Extremo Oriente. El juego de perspectivas, los minuciosos detalles y el uso del color hacen que cada imagen parezca un auténtico cuadro.
El genio del jazmín
Chen poseía pocas cosas. En primer lugar un carretón chino de enea que era su verdadera riqueza, ya que le permitía ganar con qué comprar un tazón de arroz y, a veces, un pastelito de carne con jengibre. Luego, un gran sombrero que le servía también de paraguas. Y, además, en la cima de una colina que dominaba la bahía de Hong Kong, una cabaña de bambú. Una cabaña es mucho decir.