Hace poco más de diez años, la pareja de creativos compuesta por Mayumi Otero y Raphael Urwiller (ICINORI); sorprendía con su peculiar adaptación japonesa de un cuento de hadas (Issun Bôshi. El niño que no era mucho más alto que un pulgar, Ekaré, 2014). Aquella estética cautivadora y luminosa preside también su nuevo trabajo, un tributo en el que secuencian transformaciones a partir del agradecimiento, simplemente por el hecho de existir, a todo tipo de objetos, sentimientos y situaciones. Desde los trazos de colores que, en una mágica transmutación, se convierten en gallos; hasta casas que se funden con el paisaje, trazos que son tesoros, reflejos que son parejas o paracaídas que se deshacen entre las hojas de los árboles. El hilo del relato sirve para tejer un viaje, travesía que, como todo, desemboca en un recuerdo y en una sincera alabanza a aquellas personas, momentos y lugares que nos hacen felices. Maravillosa propuesta ideal a cualquier edad y con múltiples capas de lectura e interpretación para generar animadas tertulias.
Hace poco más de diez años, la pareja de creativos compuesta por Mayumi Otero y Raphael Urwiller (ICINORI); sorprendía con su peculiar adaptación japonesa de un cuento de hadas (Issun Bôshi. El niño que no era mucho más alto que un pulgar, Ekaré, 2014). Aquella estética cautivadora y luminosa preside también su nuevo trabajo, un tributo en el que secuencian transformaciones a partir del agradecimiento,... Seguir leyendo