Un cuento de hadas con aroma de clásico en el que destaca, de forma especial, la calidad de las ilustraciones, brumosas creaciones pictóricas de la propia autora diseñadas a partir de técnicas mixtas. Una niña, María, mantiene una profunda amistad con Marta, una sirena que vive en las aguas que bañan el pueblo pesquero en el que se ambienta la historia, Portdoguer. Con motivo de la fiesta de la Luna de las Sirenas, una vez cada cierto tiempo todas las criaturas marinas pueden nadar por el aire para explorar el mundo de los humanos. Esto supone un momento muy emocionante, porque ambas podrán compartir aventuras y juegos en tierra firme (desde beber chocolate a visitar el mercado o columpiarse en el árbol de la casa de la pequeña) Pero un pequeño accidente con una rama pone todo en peligro, si Marta no consigue regresar al océano antes de que desaparezca el reflejo de la Luna en el agua, sus escamas se secarán y desaparecerá la magia que permite este milagro. Las hermosas creaciones gráficas de Briony May Smith tienen su punto álgido en las escenas submarinas y en las secuencias a doble página, dispuestas a sangre, en la que se detallan momentos de intimidad y amistad de ambas protagonistas. Una bella propuesta disfrutable tanto a solas como en una lectura compartida.
Un cuento de hadas con aroma de clásico en el que destaca, de forma especial, la calidad de las ilustraciones, brumosas creaciones pictóricas de la propia autora diseñadas a partir de técnicas mixtas. Una niña, María, mantiene una profunda amistad con Marta, una sirena que vive en las aguas que bañan el pueblo pesquero en el que se ambienta la historia, Portdoguer. Con motivo de la fiesta de la Luna de las Sirenas, una vez cada cierto tiempo todas las criaturas marinas pueden nadar por el aire para... Seguir leyendo
LA LUNA DE LAS SIRENAS

Marta y María eran amigas
y se querían muchísimo.
Mara era una sirena y vivía en el mar.
María era una niña y vivía en la tierra.
María vivía en Portdoguer, un pueblito de pescadores donde las
casas bordeaban el puerto y las barcas se balanceaban con la marea.
Desde la ventana de su habitación se veía el mar.