Esta novela se adentra por los derroteros de tratar la aventura de crecer y el aprendizaje, y lo hace con una sabiduría y una riqueza de referencias admirables. Al internarse en este parque prohibido uno se ve atrapado en esa potente fantasía creadora de la que tienen la llave los niños, la que arrastra de asombro en asombro, de emoción en emoción. Y transformado por esa fantasía el lector ya no es el mismo al final del largo y maravilloso viaje; se ha divertido y ha sufrido, se ha puesto a prueba con los protagonistas y, como ellos, ha crecido y ha mudado la piel. Tan sencillo, tan difícil y tan apasionante como todo eso, y más. Esta novela se adentra por los derroteros de tratar la aventura de crecer y el aprendizaje, y lo hace con una sabiduría y una riqueza de referencias admirables. Al internarse en este parque prohibido uno se ve atrapado en esa potente fantasía creadora de la que tienen la llave los niños, la que arrastra de asombro en asombro, de emoción en emoción. Y transformado por esa fantasía el lector ya no es el mismo al final del largo y maravilloso viaje; se ha divertido y ha sufrido, se ha puesto a prueba con los protagonistas y, como ellos, ha crecido y ha mudado la piel. Tan sencillo, tan difícil y... Seguir leyendo

El parque prohibido

Había una vez una ciudad llamada Fléroe, situada al norte de un verde y montañoso país llamado Aquitania. En el centro de la ciudad había un parque llamado «Parque de las Lilas», que estaba cerrado desde hacía muchos años. Fléroe era una ciudad muy bella y muy alegre. Sus cielos estaban casi siempre azules, y en las calles había cerezos y magnolios. Todos los que visitaban la ciudad se quedaban sorprendidos con sus palacios blancos, con sus grandes plazas llenas de flores, con sus museos de dinosaurios y de cuadros antiguos, pero en realidad, el gran misterio de Fléroe era el Parque de las Lilas.