Interesante libro, realista y provisto de un estilo claro y sencillo.El menino protagonista tiene como único aliado su imaginación: para jugar con piedras imaginando que son cochecitos, para acudir a la iglesia del hombre gordo a comer y lavarse, para soñar que aprende a leer y a escribir, como los demás niños, letras mágicas que, según piensa, conseguirán sacarlo algún día de la miseria... Pero la realidad no es sin embargo su aliada, y la única manta que lo cubre por las noches es la de las estrellas.
Interesante libro, realista y provisto de un estilo claro y sencillo.El menino protagonista tiene como único aliado su imaginación: para jugar con piedras imaginando que son cochecitos, para acudir a la iglesia del hombre gordo a comer y lavarse, para soñar que aprende a leer y a escribir, como los demás niños, letras mágicas que, según piensa, conseguirán sacarlo algún día de la miseria... Pero la realidad no es sin embargo su aliada, y la única manta que lo cubre por las noches es la de las... Seguir leyendo
Manta de estrellas
Después de recoger palitos y esconderlos tras un árbol, el menino fue a buscar piedras: las grandes hacen de autobuses y las pequeñas, de coches. En los buses, los hombres van a trabajar mientras las mujeres se quedan en casa preparando la comida; y los niños, a la escuela, a aprender un montón de cosas, como las letras pintadas en el edificio grande cerca de la iglesia. En los coches van todos, grandes y pequeños: hoy es día de pasear por el parque.
El menino también va al parque cuando hace sol. Le gusta bañarse en la laguna, pero nunca se mete solo: puede quedar atrapado por los pies.