El amuleto de Samarkanda
La temperatura de la habitación descendió en picado. El hielo cuajó en las cortinas y formó una gruesa capa de escarcha sobre las luces del techo. El brillo de los filamentos de las bombillas disminuyó y se fue apagando al tiempo que las mechas de las velas, que brotaban de todas partes como una colonia de hongos, se consumían.