Pulga y el nigromonje
Pulga Small era un niño de diez años y medio, bajito, delgado y huesudo que casi siempre tenía un hambre de caballo famélico. Con la naricilla chata, los pómulos marcados y los ojos de un intenso verde esmeralda, su rostro podía mostrar –cuando le apetecía– una amplia y amigable sonrisa.