Retomando peripecias y protagonistas de la fabulosa novela La isla del tesoro, Josep Vallverdú relata, por boca del joven grumete de la Hispaniola James Hawkins, Jim, las aventuras del versátil y prácticamente inmortal bucanero John Silver. Jim quiere encontrar la pista del viejo pirata, del que se cuentan múltiples leyendas, y para ello se desplaza a Mablethorpe, donde se decide a narrar las aventuras de Silver en su época de máximo esplendor.
Retomando peripecias y protagonistas de la fabulosa novela La isla del tesoro, Josep Vallverdú relata, por boca del joven grumete de la Hispaniola James Hawkins, Jim, las aventuras del versátil y prácticamente inmortal bucanero John Silver. Jim quiere encontrar la pista del viejo pirata, del que se cuentan múltiples leyendas, y para ello se desplaza a Mablethorpe, donde se decide a narrar las aventuras de Silver en su época de máximo esplendor.
El testamento de John Silver
Para un muchacho de pocos años como yo era entonces, el haber participado en la expedición de la Isla del Tesoro constituía una experiencia única, y ha sido para mí durante todos estos años un recuerdo vivo e imborrable. Aunque ya sé que tiempos pasados no vuelven, a veces sueño que echo atrás mi vida y revivo la aventura, por más que tenga que afrontar otra vez la presencia del siniestro capitán Bill Bones o del ciego espantoso de la Mota Negra. Y convivir de nuevo y a todas horas con el traidor, trapacero y al mismo tiempo embaucador John Silver, el de la muleta bajo el brazo y el loro Flint en el hombro. Soy James Hawkins, el grumete de la Hispaniola.