Con sarcasmo, el narrador nos traslada a una experiencia vital difícilmente olvidable, la primera participación en un campamento de verano en plena naturaleza. Con un equilibrio perfecto entre fantasía y realidad, las andanzas del protagonista se exponen sin ningún tipo de filtro, recogidas con chisporreante y sincera narrativa, desde la exposición de sus dudas ante la aventura que se presenta inesperadamente (que deja claras desde el principio: "¿por qué los folletos sobre bosques no enseñan las astillas en los dedos ni las garrapatas"); a las complejas interacciones con otros componentes de la excursión (como el compañero de tienda, Jörg); pasando por las reticencias ante los monitores de la misma o la cronología de penalidades inherentes al viaje (un trayecto largo en autocar, trabajo, estrés, miedo...) El hilo conductor se articula en torno a un sueño recurrente -compartido por los compañeros de andanzas-; que parece convertirse en realidad, la presencia de un lobo nocturno que ayuda a tomar conciencia al joven de la necesidad de luchar ante las injusticias y abandonar el "segundo plano". Esa determinación es fruto de la indignación que, entre penurias (tal vez el campo no está hecho para alguien genuinamente "de ciudad"); nace ante los acosadores de su compañero y ayuda, al mismo tiempo, a que tome conciencia de otras necesidades y reivindicaciones. La obra, que obtuvo el prestigioso Premio Alemán de Literatura Juvenil 2024 (basta echar un vistazo al palmarés de este galardón para darse cuenta de que el jurado siempre está muy atinado); está abrigada por una colección de ilustraciones en dos tonalidades que conjugan apuntes gráficos a diferentes pasajes con escenas a doble página.
Con sarcasmo, el narrador nos traslada a una experiencia vital difícilmente olvidable, la primera participación en un campamento de verano en plena naturaleza. Con un equilibrio perfecto entre fantasía y realidad, las andanzas del protagonista se exponen sin ningún tipo de filtro, recogidas con chisporreante y sincera narrativa, desde la exposición de sus dudas ante la aventura que se presenta inesperadamente (que deja claras desde el principio: "¿por qué los folletos sobre bosques no... Seguir leyendo
LOBO

¿Por qué los folletos sobre bosques no enseñan las astillas en los dedos ni las garrapatas?
Mamá y yo hacemos ensalada. Me gusta hacer ensalada con mamá, porque solo hablamos de la ensalada; nos centramos por completo en la ensalada.
Hoy no es así. Hoy mamá empieza una frase con "Por cierto" sin necesidad alguna. Las frases de mamá que empiezan con "Por cierto" nunca acaban bien para mí.
- Por cierto -dice mi madre pelando el ajo-, te he apuntado a un campamento de verano.