Sola en la oscuridad
–Brucie, ¿puedes repetir esa frase? –pidió Jill Monteiro, directora de la Compañía Prescott.
–«No te preocupes, Grretel –dijo Brucie–. Todo irrá fien».
Jill fijó en él sus ojos oscuros, con expresión reflexiva.
–Ah. Eso debe de ser el acento alemán –comentó.
–Jawohl, Kommandant –repuso Brucie.
–Porque Hansel era alemana –dedujo Jill. Brucie entrechocó los talones–. Interesante.
–Oh, vamos –comentó Sylvia Breen, caracterizada como la bruja, aunque en la vida real trabajaba en la caja de ahorros–. No se me dan bien los acentos. Ni lo más mínimo.
–¿Te das cuenta del problema, Brucie? –preguntó Jill.
–Nein –repuso Brucie.