Un divertido relato detectivesco con unos protagonistas inusuales, un perro y un gato, a la altura del más perspicaz detective del género negro. La audacia y el ingenio de ambos desvelarán la sucia trama que se esconde en una posada para animales domésticos. El texto es ágil y con buen ritmo, con unos diálogos muy bien elaborados. El argumento está bien trazado y la intriga, el humor y la sorpresa están asegurados.
Un divertido relato detectivesco con unos protagonistas inusuales, un perro y un gato, a la altura del más perspicaz detective del género negro. La audacia y el ingenio de ambos desvelarán la sucia trama que se esconde en una posada para animales domésticos. El texto es ágil y con buen ritmo, con unos diálogos muy bien elaborados. El argumento está bien trazado y la intriga, el humor y la sorpresa están asegurados.
La posada del aullido
Pensé que nunca volvería a ver a Harold, el perro escritor, después de que dejó su libro Bonícula en mi oficina, hace algún tiempo. Para mi sorpresa se presentó en mi oficina una lluviosa tarde de miércoles, no hace mucho. Con este clima tan sombrío, lo único que se podía hacer eran todas esas pequeñas tareas que uno siempre pospone y tomar tazas y tazas de café recalentado, para combatir el frío que se colaba por las rendijas de las ventanas. Cuando escuché rasguños en mi puerta, pensé que sería un gato callejero en busca de un calefactor y un plato de leche. Hasta eso, se me ocurrió, será un alivio en la monotonía de este día sin acontecimientos.