Mika en la India de los budas

Cuando Mika abrió los ojos, le pareció que estaba en el paraíso. Se encontraba en medio de un verde prado con un estanque en el que flotaban olorosas flores de loto. Una suave brisa mecía las copas de los árboles cercanos, desde donde se oía el canto de extrañas aves. Por el aire húmedo y caliente, supo que había aterrizado en una región tropical. Pero no podía adivinar mucho más.