Nariz de Oro
–¡Eduardito va a girar la cabeza!, ¡al suelo! –gritaban los niños al tiempo que se agachaban.
Eduardo era un niño muy serio y no le gustaba que le llamaran Eduardito, ni siquiera Edu. Su abuela decía que Eduardo era nombre de príncipe de Inglaterra. ¿Qué príncipe serio se podría llamar Eduardito? Y sobre todo odiaban que se metieran con su nariz. Pero, por supuesto, en el colegio le llamaban Eduardito y todos, todos, se metían con su nariz. Era Eduardito el napias. La verdad es que aquella nariz le ocupaba toda la cara.