Un relato lleno de humor que habla sobre la soledad que a veces viven nuestros mayores. Y que en el caso que nos ocupa, desaparece con la compañía que a una anciana mujer, la señora Adela, comienza a hacerle un trasto mecánico que ante la sorpresa de todos resulta ser un tractor. Una corriente de sonrisas y unas ilustraciones realistas acercan esta problemática a los más pequeños de la casa.Un relato lleno de humor que habla sobre la soledad que a veces viven nuestros mayores. Y que en el caso que nos ocupa, desaparece con la compañía que a una anciana mujer, la señora Adela, comienza a hacerle un trasto mecánico que ante la sorpresa de todos resulta ser un tractor. Una corriente de sonrisas y unas ilustraciones realistas acercan esta problemática a los más pequeños de la casa.
El trasto de la señora Adela
Hacía ya horas que la señora Adela estaba recostada en la butaca de su salón mirando al techo. Se aburría... Desde que se había quedado viuda se aburría mucho. Por eso miraba al techo... Aunque quizá habría sido mejor que mirase hacia otro lugar de aquel piso enorme situado en el centro de la ciudad. Pero no lo hizo. En vez de eso, trató de animarse y volvió a abrillantar la ya reluciente lámpara del salón.