La autora une dos mundos, el real y el mágico, para desarrollar una historia de valor y esfuerzo donde la protagonista, tras una infancia sin amor, logra encontrar el camino para convertirse en un ser que nada tendrá que ver con la niña desvalida que era en un principio. Con un mensaje que ahonda en el sentimiento de patito feo que se transforma en cisne, se recrea un cuento de hadas cuya intención no es sólo entretener, sino hacer reflexionar al lector.La autora une dos mundos, el real y el mágico, para desarrollar una historia de valor y esfuerzo donde la protagonista, tras una infancia sin amor, logra encontrar el camino para convertirse en un ser que nada tendrá que ver con la niña desvalida que era en un principio. Con un mensaje que ahonda en el sentimiento de patito feo que se transforma en cisne, se recrea un cuento de hadas cuya intención no es sólo entretener, sino hacer reflexionar al lector.
La historia de Lil
Había una vez, en un lugar muy lejano llamado Bombadú; una niña pequeña, tan delgada y paliducha que tenía de mote el nombre de «Gusanito de Queso», por esos gusanitos pequeños y blanquitos que nacen en los quesos cuando se humedecen. Se llamaba Lil, nombre que había cogido de un ángel azul cuya estatua se alzaba majestuosa en la fachada de su casa.