El entrañable monstruito que realiza un viaje de aprendizaje transmite un estimulante mensaje a los lectores: no hay que conformarse con lo que se tiene cuando no nos satisface, hay que lanzarse al mundo sin miedo para poder conocer y descubrir otras posibilidades. Y aunque se vuelva al punto de partida, ya nunca será lo mismo. Las originales ilustraciones aportan una personal manera de representar el mundo con formas estilizadas, jugando con la línea y los colores.
El entrañable monstruito que realiza un viaje de aprendizaje transmite un estimulante mensaje a los lectores: no hay que conformarse con lo que se tiene cuando no nos satisface, hay que lanzarse al mundo sin miedo para poder conocer y descubrir otras posibilidades. Y aunque se vuelva al punto de partida, ya nunca será lo mismo. Las originales ilustraciones aportan una personal manera de representar el mundo con formas estilizadas, jugando con la línea y los colores.
La isla del pequeño monstruo negro-negro
Había una vez un pequeño monstruo negro–negro que vivía en una isla negra-negra.
El pequeño monstruo habitaba en una caverna negra-negra donde pendían del techo los murciélagos, también ellos negros-negros.
Al monstruo negro-negro le gustaba sacar fotografías, pero dado que en su isla todas las cosas eran negras-negras, también las fotos le salían negras-negras.