Una joven china confinada en palacio que se enamora de un poeta desconocido; una niña del desierto que vivirá toda su vida con la esperanza de ver cumplida una ilusión; un peligroso y maravilloso viaje para cumplir una promesa; la incansable búsqueda de una leyenda de vida y color en el Ártico...; el poder de la fe, viajes de toda una vida movidos por la esperanza, la pasión, el amor y la ilusión con los árboles como protagonistas: el joven poeta que escribe sobre las hojas del otoño que lleva el viento; el árbol seco que retoña gracias a la literatura; los amantes que, perseguidos, han de vivir su relación transfigurados en ave y árbol... y otras historias. En total, ocho relatos cortos, cada uno interpretado por un gran ilustrador, ofrecen historias totalmente originales o basadas en cuentos clásicos y leyendas de todo el mundo con dos denominadores comunes: los árboles y los jóvenes protagonistas. Varios elementos recurrentes, como las metáforas, convierten al libro en un paseo poético por el amor y la muerte. Unas muertes cargadas de significado y una serie de amores imposibles que, junto a los entornos exóticos en los que se desarrollan las historias, ofrecen a éstas un sabor de clásicos en los que no falta la esperanza como motor del deseo, de la pasión y del tesón.
Una joven china confinada en palacio que se enamora de un poeta desconocido; una niña del desierto que vivirá toda su vida con la esperanza de ver cumplida una ilusión; un peligroso y maravilloso viaje para cumplir una promesa; la incansable búsqueda de una leyenda de vida y color en el Ártico...; el poder de la fe, viajes de toda una vida movidos por la esperanza, la pasión, el amor y la ilusión con los árboles como protagonistas: el joven poeta que escribe sobre las hojas del otoño que lleva el viento; el árbol seco... Seguir leyendo
Cuentos de té y otros árboles
Sobre el puente de madera caminaba Lian Xia. Sus pasos eran cortos y la madera chirriaba levemente a su paso. A Lian Xia le recordaba al lamento de un laúd. Se quitó las horquillas del moño y la seda negra de sus cabellos se despeño por la espalda. Aflojó el lazo del kimono y se detuvo.
Las aguas del río Chi se llenaban de sombras. El perfume de los cerezos envolvía la brisa nocturna. Los ojos de Lian Xia se hundieron en la plata de luz que hervía sobre las aguas. Polvo de luna. Aquel era su momento, alejada de los deberes de palacio, de su obstinada vida sin emociones.