Inspirada en la realidad diaria, su protagonista es Itatí. Ella y su madre son inmigrantes paraguayas en la Argentina. Una circunstancia desgraciada las confina a la cárcel; una abogada penalista se hace cargo transitoriamente de la menor de once años. Inteligente y emprendedora, esta tiene un nuevo hogar, maestros y compañeros amistosos. El conflicto comienza cuando su verdadera historia, que ha estado oculta, se conoce. Un narrador omnisciente muestra las distintas posturas sobre la discriminación y recoge la voz de la niña en su diario personal. Con un lenguaje sencillo, se aborda un tema de candente actualidad: la lucha de los inmigrantes carecientes y los dilemas de la inclusión. Además, las inquietudes de todo adolescente: la confianza y solidaridad, el respeto por el otro, el miedo a lo diferente. Otra idea importante es que la escritura tiene un poder liberador y de superación personal. Las ilustraciones denotan los estados de ánimo; hay una central con escenas de Itatí afectuosamente acompañada de sus madres biológica y sustituta. Una historia dura para los chicos; pero esperanzada, que los ayudará a debatir sobre la sensibilidad social y el valor auténtico de las relaciones personales.
Inspirada en la realidad diaria, su protagonista es Itatí. Ella y su madre son inmigrantes paraguayas en la Argentina. Una circunstancia desgraciada las confina a la cárcel; una abogada penalista se hace cargo transitoriamente de la menor de once años. Inteligente y emprendedora, esta tiene un nuevo hogar, maestros y compañeros amistosos. El conflicto comienza cuando su verdadera historia, que ha estado oculta, se conoce. Un narrador omnisciente muestra las distintas posturas sobre la discriminación y recoge la voz de la niña en su... Seguir leyendo
Si alguien te espera
Como de costumbre, alrededor de las nueve de la noche, sentados a la mesa, los cuatro integrantes de la familia Censabella comentaban cómo les había ido durante el día.
− Hoy fuimos al salón de actos y nos hablaron sobre la inseguridad –anunció Juana − Estuvo bueno, ¿cierto? –agregó dirigiéndose a Franco, su hermano de trece años, un año y medio mayor, muy alto, de pelo oscuro y ojos claros.
− Sí, bastante bien –contestó displicente.
− ¿De salideras bancarias y motochorros? –preguntó Germán, su papá.
− Sí, y también de cuando te roban la mochila por la calle y eso –aclaró Franco.
− ¿Participó toda la escuela? –se interesó Claudia, su mamá.
−No, quinto, sexto y séptimo grado nada más –dijo Juana − También fue Priscila, la mamá de Donatella Ferrari, y explicó algunas cosas más. Viste que es psicóloga o psicopedagoga, no sé bien…