La noche de los monstruos
Arturo y Guillermo comenzaron a atravesar los campos desiertos. Tras ellos quedaron las últimas casas de la urbanización en la que vivían.
El día era gris y frío. Arturo pensó que habría hecho mejor quedándose en casa. Una buena merienda y un programa de televisión o un libro de misterio sí que eran maneras sensatas de aprovechar un día de fiesta, en lugar de aquello.
Guillermo, en cambio, estaba tan emocionado ante la idea de una aventura que...