En la familia de Benicio todos han sido pescadores y pobres. Él hereda el oficio y la condición, sin embargo la vida puede cambiar de un día para otro. Durante una jornada de faena en el mar atrapa a un pez bastante raro. De su boca sale un Prodigioso Náufrago. Tan agradecido está por la salvación que le concede tres deseos. Benicio se las ingenia para sacar el máximo partido a la situación sin darse cuenta de que va cayendo en una espiral muy peligrosa. Todo le parece poco y su codicia no tiene límites hasta que algo imprevisto se vuelve en su contra. Iban Barrenetxea crea una historia sobre la condición humana siguiendo esquemas con aroma de cuento clásico. Texto e ilustración destilan una fina ironía y precisan de la máxima atención para identificar, entre las imágenes, quién es el Náufrago y cuál es su poder.
En la familia de Benicio todos han sido pescadores y pobres. Él hereda el oficio y la condición, sin embargo la vida puede cambiar de un día para otro. Durante una jornada de faena en el mar atrapa a un pez bastante raro. De su boca sale un Prodigioso Náufrago. Tan agradecido está por la salvación que le concede tres deseos. Benicio se las ingenia para sacar el máximo partido a la situación sin darse cuenta de que va cayendo en una espiral muy peligrosa. Todo le parece poco y su codicia no tiene límites hasta que... Seguir leyendo
Benicio y el Prodigioso Náufrago
Había una vez un pobre pescador que se llamaba
Benicio.
Benicio tenía más pobre que de pescador, porque pescar lo que se dice pescar no pescaba casi nada. Qué iba a pescar, si ni siquiera tenía un cebo decente con el que tentar a los peces. Era tan pobre que cuando alguna sardinilla le mordía el anzuelo se diría que lo hacía por pura lástima.
El nombre, el oficio y la miseria los había heredado de su padre, de su abuelo y de su bisabuelo. Pero mientras el nombre y el oficio seguían siendo los mismos, la miseria no había hecho más que acumularse con el paso de los años.