Como lectores, cuando descubrimos que la historia de la pareja de cockneys, término con el que se autodefine el protagonista, fue escrita a los nueve años por Virginia Woolf, rápidamente comprendemos que nos encontramos ante uno de los grandes portentos literarios de la historia. La narración de los días que dos urbanitas pasan en el medio rural intentando alcanzar paz y prosperidad y su continuación, tres años después, tras un repentino y azaroso giro en sus vidas al que se suma un nuevo rol como padres de un bebé, desvela finos trazos de ironía, dosificada en textos corridos sin apenas diálogos para los que la ilustradora ha diseñado una colección de preciosos respiros, seductores diseños de personajes en acuarela, gouache y estarcido, que captan a la perfección la esencia del tiempo en el que fueron escritos y publicados ambos relatos, en un periódico amateur confeccionado junto a sus hermanos. Una joya, inaccesible hasta el momento en castellano (y dificilmente encontrable en inglés), que Nórdica ha pulido y abrillantado para convertir en un pequeño tesoro al alcance de todos los lectores. Cuenta con una introducción de la traductora en el que se analizan diversos detalles en torno a los dos relatos.
Como lectores, cuando descubrimos que la historia de la pareja de cockneys, término con el que se autodefine el protagonista, fue escrita a los nueve años por Virginia Woolf, rápidamente comprendemos que nos encontramos ante uno de los grandes portentos literarios de la historia. La narración de los días que dos urbanitas pasan en el medio rural intentando alcanzar paz y prosperidad y su continuación, tres años después, tras un repentino y azaroso giro en sus vidas al que se suma un nuevo rol como padres de un bebé,... Seguir leyendo
Las aventuras agrícolas de un cockney. Las aventuras de un padre de familia
Soy cockney de nacimiento, al igual que mi mujer, pero cuando nos casamos decidimos comprar una pequeña granja en Buckinghamshire y cultivarla nosotros mismos. Fue un paso muy imprudente, ya que no sabíamos nada de agricultura, pero estábamos recién casado y nos sentíamos fuertes y esperanzados. El día siguiente a nuestra llegada a la granja mi mujer me envió a ordeñar la vaca.