Las ranas comienzan ordenadamente a numerarse: 1, 2, 3, 4… Se presentan ante el lector simpáticas y risueñas, rebosantes de color y alegría, y totalmente ajenas al conflicto que está a punto de producirse. Sin embargo esta no es una historia para preocuparse, ni siquiera para aprender a contar, solo hay que participar activamente en el relato y mostrar un poco de predisposición para reír a carcajada limpia. Los batracios y un pollo, un tanto despistado, protagonizan un sencillo álbum que es, al mismo tiempo, un juego interactivo ideal para primeros lectores, con el que se invita a romper las reglas y relajarse en la mejor compañía. El sello del ilustrador chileno, que introduce algunos elementos propios del lenguaje del cómic en la secuenciación de las imágenes, es fácilmente reconocible en una metodología que combina el trabajo artesano con el retoque digital.
Las ranas comienzan ordenadamente a numerarse: 1, 2, 3, 4… Se presentan ante el lector simpáticas y risueñas, rebosantes de color y alegría, y totalmente ajenas al conflicto que está a punto de producirse. Sin embargo esta no es una historia para preocuparse, ni siquiera para aprender a contar, solo hay que participar activamente en el relato y mostrar un poco de predisposición para reír a carcajada limpia. Los batracios y un pollo, un tanto despistado, protagonizan un sencillo álbum que es, al mismo tiempo, un juego interactivo... Seguir leyendo
¡Contemos 5 ranas!
¡Comencemos!
- ¡Una rana!
- ¡Dos ranas!
- ¡Tres ranas!
- ¡Cuatro ranas!
- ¡Un pollo!
Un momento. Dijimos 5 ranas.