Lucía siempre fue una niña feliz hasta que empezó a sentir una extraña y permanente presencia. Con el paso de los días esa sensación fue creciendo hasta convertirse en algo que, realmente, condicionaba su existencia. Todos, en mayor o menor medida, hemos vivido algo similar. Como nos enseña Percival, solo cuando comprendemos que la soledad no es buena compañera podemos encontrar la senda adecuada para eliminar aquello que nos inquieta. Diseñado mediante técnicas digitales, las ilustraciones están concebidas a gran escala, con abundancia de primeros planos de la protagonista en sus momentos de ocio (y de intranquilidad). Una metáfora interesante para aprender a confiar en las personas que nos escuchan y abren el corazón en las situaciones importantes.
Lucía siempre fue una niña feliz hasta que empezó a sentir una extraña y permanente presencia. Con el paso de los días esa sensación fue creciendo hasta convertirse en algo que, realmente, condicionaba su existencia. Todos, en mayor o menor medida, hemos vivido algo similar. Como nos enseña Percival, solo cuando comprendemos que la soledad no es buena compañera podemos encontrar la senda adecuada para eliminar aquello que nos inquieta. Diseñado mediante técnicas digitales, las ilustraciones están concebidas a... Seguir leyendo
La preocupación de Lucía
A Lucía le encantaba ser Lucía.
Le encantaba columpiarse muy alto.
Y le encantaba explorar lugaares salvajes y remotos.
A veces, incluso iba hasta el final del jardín.
Lucía no podía ser más feliz.
Hasta que un día...