El camino a casa
Algo que he aprendido es que ocurren cosas extrañas. De hecho, pasan todo el tiempo. Hoy, por ejemplo, ha hablado la gata de Jill, mi mejor amiga. Estábamos preparando un bizcocho de chocolate y nueces cuando la oímos decir: «Déjame salir»; corrimos hacia la puerta trasera e hicimos lo que nos pedía.