Lo que más le gusta al pequeño dromedario es tirar del rabo de su mamá y que ésta corra detrás de él para pillarle. Cuando lo alcanza, ella le da un enorme y sonoro beso y le dice que él es lo que más quiere en el mundo. El pequeño dromedario va creciendo e interesándose por otras cosas que existen en el mundo y él aún no conoce. Su madre se da cuenta y decide que es el momento de llevarlo a la gran charca. Así inician un largo viaje en el que pequeño dromedario descubrirá que hay muchos otros dromedarios iguales a él con los que poder jugar y divertirse.Lo que más le gusta al pequeño dromedario es tirar del rabo de su mamá y que ésta corra detrás de él para pillarle. Cuando lo alcanza, ella le da un enorme y sonoro beso y le dice que él es lo que más quiere en el mundo. El pequeño dromedario va creciendo e interesándose por otras cosas que existen en el mundo y él aún no conoce. Su madre se da cuenta y decide que es el momento de llevarlo a la gran charca. Así inician un largo viaje en el que pequeño dromedario descubrirá que hay muchos otros dromedarios iguales a él con los que poder jugar y divertirse.
El pequeño dromedario
En el cálido, cálido desierto, donde el viento sopla levantando nubes de arena, vivía una mamá dromedario con su hijito. Al pequeño dromedario le encantaba pasar el día jugando. Le gustaba pisar las huellas de su madre y... descansar bajo su tripita. Y especialmente le gustaba tirarle del rabo y después echar a correr gritando: «¡A que no me coges¡»