Temerario. La Guerra de la Pólvora
Laurence no podía hacerse la ilusión de que estaba en casa ni siquiera cuando contemplaba de noche los jardines. Una miríada de farolillos refulgía debajo de los tejados voladizos de aleros levantados y sus luces rojas y doradas se filtraban entre el ramaje de los árboles mientras detrás de él resonaban unas carcajadas de timbre extraño, propio de un país extranjero.