Las creencias budistas del Tíbet se concretan en infinitud de rituales que entroncan con tradiciones milenarias. En este álbum se acerca al lector, de forma muy comprensible, una práctica común en aquellas tierras, que consiste en escribir las plegarias en papeles decorados con caballos de colores y lanzarlas al viento desde las altas colinas para que este las lleve a los dioses. Nuestra protagonista deberá afrontar con valentía las dificultades que le surgen en el camino para regresar sana y salva a cuidar a su madre enferma.
Las creencias budistas del Tíbet se concretan en infinitud de rituales que entroncan con tradiciones milenarias. En este álbum se acerca al lector, de forma muy comprensible, una práctica común en aquellas tierras, que consiste en escribir las plegarias en papeles decorados con caballos de colores y lanzarlas al viento desde las altas colinas para que este las lleve a los dioses. Nuestra protagonista deberá afrontar con valentía las dificultades que le surgen en el camino para regresar sana y salva a cuidar a su madre enferma.
Los pequeños caballos del viento
Esa noche, bajo la colcha, Dolma había tomado una decisión. Mañana, al alba, partiría con su yack y subiría el puerto que conduce al gran lago sagrado Zhara Yuntso. Estaba lejos y muy alto. Pero lo hacía por su mamá enferma. Había cogido muchos caballitos del viento que lanzaría en la cima para acompañar sus plegarias. Antes de que amaneciera, Dolma llenó su alforja con comida para la ruta: carne seca, bolas de trampa y té de mantequilla. Abrazó a su madre y salió a la fría mañana. El aire glacial la sobrecogió. Apretó los dientes.