Un cuento de los de siempre donde un pobre leñador deberá superar tres pruebas para conseguir la mano de la bella hija del posadero.
Basado en una historia popular de origen germano y bellamente ilustrado, emulando a las antiguas estampas de los libros del siglo XIX, el cuento nos muestra, una vez más, cómo el corazón generoso del joven leñador que presta ayuda a quien se encuentra por el camino, será lo que le permita conseguir las anheladas plumas y desposarse con su amada. Un cuento de los de siempre donde un pobre leñador deberá superar tres pruebas para conseguir la mano de la bella hija del posadero.
Basado en una historia popular de origen germano y bellamente ilustrado, emulando a las antiguas estampas de los libros del siglo XIX, el cuento nos muestra, una vez más, cómo el corazón generoso del joven leñador que presta ayuda a quien se encuentra por el camino, será lo que le permita conseguir las anheladas plumas y desposarse con su amada.

Las plumas del dragón

Había una vez un rico posadero que tenía una hija muy hermosa. Cerca de la posada, en una cabaña, vivía un pobre leñador. El leñador tenía un hijo. Era un joven lleno de cualidades: valiente, honesto y bueno; el joven más guapo del pueblo; siempre alegre, siempre dispuesto a ayudar. Un día, al ver a Lisa, la hija del posadero, se quedó tan prendado de ella que se olvidó de todo y de su rostro se borró la alegría. Lisa también se enamoró de él, pero como él era muy pobre, el padre de Lisa jamás le otorgaría su mano.