Cuentos de soldados y civiles
Una tarde soleada de otoño del año 1861, un soldado estaba tendido en un bosquecillo de laureles al lado de un camino de Virginia occidental. Estaba tendido boca abajo cuan largo era, con los pies descansando sobre el dedo gordo y la cabeza en el antebrazo izquierdo. Su mano derecha extendida sujetaba blandamente el fusil.