A Camila le toca pasar unos días de reposo en casa. La cotidianidad de la calle, percibida desde su ventana, se convierte en la mejor opción de entretenimiento. Justamente desde allí comienza a seguir los pasos de una de sus vecinas, por quien siente mucha curiosidad. Se trata de una joven pianista que vive unos pisos más arriba y que le genera una profunda admiración. Las labores de observación de Camila le permitirán encontrar la excusa perfecta para atreverse a tocar la puerta de su vecina y conocerla.
A Camila le toca pasar unos días de reposo en casa. La cotidianidad de la calle, percibida desde su ventana, se convierte en la mejor opción de entretenimiento. Justamente desde allí comienza a seguir los pasos de una de sus vecinas, por quien siente mucha curiosidad. Se trata de una joven pianista que vive unos pisos más arriba y que le genera una profunda admiración. Las labores de observación de Camila le permitirán encontrar la excusa perfecta para atreverse a tocar la puerta de su vecina y conocerla.
Mi amiga del tercer piso
-Qué raro, otra niñita hablando sola…
Son casi las dos de la tarde del miércoles y Camila tiene ya tres días sin ir a la escuela. Recuperarse de la gripe no ha sido fácil, pero como le gustaba decir, repitiendo una expresión de su abuelo: “Mis facultades están intactas”. Tres días recibiendo una dosis doble de cuidado materno puede hacer el milagro de añorar las aulas y los maestros, pero la verdad es que no la ha pasado del todo mal.