Las inquietantes derivas de ese constructo que conocemos como 'racionalidad' constituyen la razón de ser de la narrativa de este autor norteamericano, conspicuo hijo de su tiempo, una época -las primeras décadas del siglo XX- en la que la Historia parecía acelerarse endiabladamente como consecuencia de la entrada en crisis de la racionalidad ilustrada, que había extendido su dominio en el terreno de las ideas durante casi dos siglos, imponiendo la ciencia experimental y su consiguiente aplicación técnica como única vía de acceso al conocimiento. Frente a esta concepción, las revoluciones en pos del cambio social, la moderna terapéutica centrada en el psicoanálisis y la constatación de los horrores que el imperio de la técnica había favorecido, acompañaron otro acercamiento a la realidad donde las visiones oníricas, la conciencia de vivir bajo el influjo de fuerzas turbadoras e incomprensibles y la sensación de caducidad y peligro modularon un discurso de oposición a la instrumentalización unilateral de la razón. Lovecraft es uno de los autores en cuya escritura esta opción se percibe con una fuerza avasalladora. Desconcierto, misterio y unas gotas de espanto para espíritus deseosos de emociones fuertes. Edición de Rafael Llopis.
Las inquietantes derivas de ese constructo que conocemos como 'racionalidad' constituyen la razón de ser de la narrativa de este autor norteamericano, conspicuo hijo de su tiempo, una época -las primeras décadas del siglo XX- en la que la Historia parecía acelerarse endiabladamente como consecuencia de la entrada en crisis de la racionalidad ilustrada, que había extendido su dominio en el terreno de las ideas durante casi dos siglos, imponiendo la ciencia experimental y su consiguiente aplicación técnica como única... Seguir leyendo
Viajes al otro mundo. Ciclo de aventuras oníricas de Randolph Carter
LA DECLARACIÓN DE RANDOLPH CARTER (The statement of Randolph Carter)
Les respito, señores, que sus investigaciones son inútiles. Deténganme para siempre, si quieren: encarcélenme o mándenme ejecutar, si es que necesitan una víctima para aplacar esa ficción que ustedes llaman justicia, pero no puedo añadir más a lo que he dicho ya. Todo lo que puedo recordar, lo he contado con la mayor sinceridad. Nada he falseado ni ocultado; y si algo resultase vago, se debería a la negra confusión que nubla mi espíritu y a los dudosos horrores que ha suscitado en mí.
Lo repito, no sé qué ha sido de Harley Warren; creo, sin embargo, que disfruta de la paz del pleno olvido, si es que semejante dicha existe en alguna parte...