La relación que establecemos con nuestros progenitores -en un entorno no disfuncional- es una de las más complejas y profundas de cuantas sostendremos a lo largo de nuestra vida, por la intensidad de los sentimientos que genera (una amplia gama que va desde la admiración hasta la incomprensión), por el grado de dependencia que la preside (al comienzo de nuestra vida y al final de las suyas) y por la certeza de saber que somos, en buena medida, el fruto de la educación, costumbres y valores de nuestros padres. Pero, por razones culturales, es la relación con la madre la que suele alcanzar mayor intensidad, vínculo al que parece querer horar Alejandro Palomas con esta conmovedora novela. Una reunión familiar, convocada por una madre que comienza a hacerse mayor, es el punto de arranque de esta historia sobre una familia común, forjada y sostenida por el esfuerzo y el amor de una mujer en la que podemos reconocer un modelo de maternidad aún presente en nuestra sociedad: el de quien -casi siempre por incercias interesadas- centró su realización personal en el bienestar y la felicidad de los suyos. Esta es la historia, en definitiva, de una de las variadas formas de ejercer la condición de madre.
La relación que establecemos con nuestros progenitores -en un entorno no disfuncional- es una de las más complejas y profundas de cuantas sostendremos a lo largo de nuestra vida, por la intensidad de los sentimientos que genera (una amplia gama que va desde la admiración hasta la incomprensión), por el grado de dependencia que la preside (al comienzo de nuestra vida y al final de las suyas) y por la certeza de saber que somos, en buena medida, el fruto de la educación, costumbres y valores de nuestros padres. Pero, por... Seguir leyendo
Una madre
Mamá había dicho que ella misma compraría las flores, pero con tanto ajetreo se le ha olvidado pasar esta tarde por la floristería y nos hemos quedado sin. Ahora cuenta uvas a mi lado. Las arranca delicadamente del racimo mientras escucha la radio que suena a tres bandas en el pequeño apartamento: en el transistor que está en la encimera de la cocina, en el que se ha dejado encendido en su habitación y, por último, en el que tiene instalado en el cuarto de baño y que raras veces apaga. Sentados a la mesa del comedor, ella cuenta uvas y yo doblo las servilletas rojas con estampados navideños, mientras en el horno se enfría la crema de espárragos y un asado de algo que supuestamente debería ser pavo pero que parece otra cosa.