Celestina ha extraviado al pingüino Simeón, su muñeco favorito, en un gélido paseo invernal. Cuando Ernesto lo encuentra, el muñeco está roto. La ratoncita está muy apenada y el oso quiere solucionar el problema de la mejor manera. Tiene claro que cuando pasan cosas tristes, lo importante es usar la imaginación. Con un poco de voluntad e inventiva tal vez pueda devolver la sonrisa a la pequeña roedora, ¿sabes cómo? Las ilustraciones, una sucesión de estampas que reflejan acertadamente el contraste entre el frio exterior y el calor del hogar, son las verdaderas protagonistas del relato. Están apoyadas por un hilo de texto, casi telegráfico, que apuntala una bonita historia perfumada con sabor de otro tiempo.
Celestina ha extraviado al pingüino Simeón, su muñeco favorito, en un gélido paseo invernal. Cuando Ernesto lo encuentra, el muñeco está roto. La ratoncita está muy apenada y el oso quiere solucionar el problema de la mejor manera. Tiene claro que cuando pasan cosas tristes, lo importante es usar la imaginación. Con un poco de voluntad e inventiva tal vez pueda devolver la sonrisa a la pequeña roedora, ¿sabes cómo? Las ilustraciones, una sucesión de estampas que reflejan acertadamente el contraste entre el... Seguir leyendo
Ernesto y Celestina han perdido a Simeón
- ¿Vienes, Simeón? Vamos a dar un paseo.
- Espera un minuto, Ernesto. Ya estamos casi listos.
- ¡Qué frío hace, Celestina!
- ¡Volvamos a casa!
- ¡Espera, Ernesto, espera! ¡Hay que encontrar a Simeón!