Comer rebozados Celsius, "menos ricos en grasa y más ricos en sabor", tiene premio, ¡y menuda recompensa! Gracias a una redacción en la que deben compartir su predicción sobre el estado del Ártico en el año 2045, varios estudiantes han sido galardonados con un viaje por Groenlandia durante un mes a bordo de un barco científico. Una vez comienza la travesía, en el noroeste de Francia, se suceden las sorpresas: primero descubren que uno de los viajeros, en realidad, está suplantando a su hermano, verdadero ganador. Después aflora la competencia con la pescadera rival, que también ha enviado un barco a la zona, y por supuesto está el lógico temor que genera entre los protagonistas la fauna autóctona del lugar. Los perfiles son muy diferentes entre sí, y las relaciones que brotan entre ellos dan lugar a divertidas escenas y escalas agitadas, siempre con información veraz sobre la situación de nuestros polos para que los lectores conozcan de primera mano las consecuencias de la descontrolada acción del hombre si no aprendemos a vivir en armonía con la naturaleza. Una novela original, que explora diversos temas de interés en la preadolescencia –siempre con mucho humor-; ilustrada con imágenes en blanco y negro con trazos sencillos de corte caricaturesco por Bourgeau, artista muy conocido en el país vecino por sus proyectos infantiles junto a Cédric Ramadier
Comer rebozados Celsius, "menos ricos en grasa y más ricos en sabor", tiene premio, ¡y menuda recompensa! Gracias a una redacción en la que deben compartir su predicción sobre el estado del Ártico en el año 2045, varios estudiantes han sido galardonados con un viaje por Groenlandia durante un mes a bordo de un barco científico. Una vez comienza la travesía, en el noroeste de Francia, se suceden las sorpresas: primero descubren que uno de los viajeros, en realidad, está... Seguir leyendo
Me derrito por el Ártico
Cúmulo de circunstancias
—Consolémonos, la situación podría ser peor —dijo Joris, bajando sus prismáticos. A mí no se me ocurría cómo, teniendo en cuenta que el trocito de banquisa sobre el que estábamos los cuatro iba a la deriva por el océano Ártico. Pero Joris levantó su dedo índice hacia un punto gris que avanzaba por la superficie del agua.