Espía a la fuerza
Cuando el timbre de la puerta suena a las tres de la mañana, nunca anuncia buenas noticias. Alex Rider se despertó al primer timbrazo. Abrió los ojos pero, por un momento, se quedó quieto en la cama, tumbado de espaldas con la cabeza apoyada en la almohada. Oyó abrirse la puerta de un dormitorio y el crujido de la madera al bajar alguien las escaleras. Cuando sonó el timbre una segunda vez, miró el despertador que brillaba a su lado. Las tres y dos minutos de la madrugada. Después hubo un chasquido cuando alguien desenganchó la cadena de seguridad de la puerta de la calle.