El protagonista es un contador de cuentos que cuando abre la boca deja escapar narraciones que enlaza con otras historias que nunca tienen fin. En el mundo del contador de cuentos todo es posible: abuelos que nacen, una sandía que tarda siete años en crecer y que guarda dentro de ella un mundo, jardines y ciudades que brotan como por arte de magia... Este universo no es más que la desbordada imaginación del contador de cuentos, como lo es también la del ilustrador, que añade elementos nuevos a la historia.El protagonista es un contador de cuentos que cuando abre la boca deja escapar narraciones que enlaza con otras historias que nunca tienen fin. En el mundo del contador de cuentos todo es posible: abuelos que nacen, una sandía que tarda siete años en crecer y que guarda dentro de ella un mundo, jardines y ciudades que brotan como por arte de magia... Este universo no es más que la desbordada imaginación del contador de cuentos, como lo es también la del ilustrador, que añade elementos nuevos a la historia.
El cuento de los contadores de cuentos
Un día llegué a la cabaña y, con una seña, me indicó que pasara. Era, sin duda, el anciano de blancas barbas. En sus ojos inmensos, cuarenta barcas hubieran podido navegar, remando durante cuarenta años sin nunca alcanzar la orilla. Me pregunté si no era él quien custodiaba al genio en el fondo del mar. Desde que tengo memoria, siempre he buscado a un contador de cuentos.