La perra estelar se pregunta: ¿habrá otras como yo en algún lugar del espacio? Sus sueños recurrentes generan desazón, ¿forman parte de la realidad o es todo fruto de la imaginación? En su búsqueda de la verdad, el can recorre paisajes oníricos poblados de estrellas (voladoras, viajeras, fugaces, colmadas de deseos...); pues fueron los astros quienes bautizaron a la mamífera, la convirtieron en guardiana de los deseos y en protectora de una irreal cosmogonía por la que ahora deambula. Primero, la mariposa nocturna y un cuervo escuchan embelesados el relato de la protagonista, a quien acompañan curiosos mientras confiesan las propias peripecias que han vivido hasta confluir en aquel lugar. Mas tarde una rana, como Caronte, ayuda al grupo a proseguir el viaje a bordo de una barca. Navegando atienden también la narración del batracio, tan sorprendente como las anteriores. El último eslabón del relato, en cierto modo acumulativo, es un tigre, que se une a la aventura contribuyendo a la cosecha de amistad e ilusiones generada por la travesía y enmarcada en escenarios conquistados por la naturaleza que subrayan el mensaje de concordia y convivencia subyacente en el texto. Un relato con múltiples matices, que despliega un imaginativo espacio natural en algún lugar de la galaxia, al que es posible acceder siempre que albergues buenos deseos.
La perra estelar se pregunta: ¿habrá otras como yo en algún lugar del espacio? Sus sueños recurrentes generan desazón, ¿forman parte de la realidad o es todo fruto de la imaginación? En su búsqueda de la verdad, el can recorre paisajes oníricos poblados de estrellas (voladoras, viajeras, fugaces, colmadas de deseos...); pues fueron los astros quienes bautizaron a la mamífera, la convirtieron en guardiana de los deseos y en protectora de una irreal cosmogonía por la que ahora... Seguir leyendo
La última perra estelar

En la profundidad celeste, donde resplandecen brillantes las estrellas, la perra estelar tenía el mismo sueño todas las noches.
Todo se llenaba