Adaptando cuentos populares o inventando sus propios relatos a partir de tradiciones, desde Japón a Argentina pasando por China o Norteamérica, la autora regala a los niños ocho cuentos fantásticos –por la fantasía y por la originalidad– de terror que sin duda pondrán la piel de gallina a más de una y uno. Son especialmente destacables «El jinete sin cabeza», que quita las ganas de reír al muchacho que lo descubre, y «Yasí–Yateré, el que se oye y no se ve», un cuento basado en la tradición guaraní de el Yasí, fantasma que lamía a los niños el bautismo de la frente. Las acertadas referencias a los grandes escritores del género, como Edgar Allan Poe, completan este magnífico libro.
Adaptando cuentos populares o inventando sus propios relatos a partir de tradiciones, desde Japón a Argentina pasando por China o Norteamérica, la autora regala a los niños ocho cuentos fantásticos –por la fantasía y por la originalidad– de terror que sin duda pondrán la piel de gallina a más de una y uno. Son especialmente destacables «El jinete sin cabeza», que quita las ganas de reír al muchacho que lo descubre, y «Yasí–Yateré, el que se oye y no se ve», un cuento basado en... Seguir leyendo
La fábrica del terror
Desde hace miles de años, a las personas nos gusta jugar con nuestras emociones. Todos los pueblos de todos los tiempos han inventado historias para hacer reír, otras para hacer llorar y otras para dar miedo. Cuando todo está bajo control, el miedo puede llegar a ser muy divertido: en el parque de diversiones, viendo una película o leyendo un cuento. Puedo imaginarme a un grupo de hombres de las cavernas reunidos alrededor del fuego, con mil razones para temer (enfermedades, incendios, animales salvajes) y asustándose unos a otros con cuentos de fantasmas.