La transformación
He oído decir que, cuando alguna aventura extraña, sobrenatural y nigromante le ha ocurrido a un ser humano, ese ser, aunque desee ocultarla, suele sentirse desgarrado por una especie de conmoción espiritual, y se ve forzado a desnudar ante otros las profundidades de su alma. Soy testigo de que es verdad. Me he jurado no revelar nunca a oídos humanos los horrores a los cuales me entregué una vez, en un demoníaco exceso de orgullo. El santo varón que escuchó mi confesión y me reconcilió con la Iglesia ha muerto. Nadie sabe que, un día... ¿Por qué no habría de seguir siendo así? ¿Por qué contar un relato de impía tentación de la Providencia y de humillación del alma?