Cuando todo parecía dicho acerca de los seres mágicos, esta historia se adentra por un camino propio y emocionante para contar el rechazo, la búsqueda de la propia identidad y del lugar entre los otros, para ahondar en la complejidad de los sentimientos y en su elevado precio. Capítulos breves, armados con la tensión precisa, hacen que se contenga el aliento y se agudicen los sentidos para no dejar escapar ni un detalle de una narración que obtiene su fuerza a partir de la sutileza y la fragilidad. Por algo ha sido premiada en dos ocasiones.
Cuando todo parecía dicho acerca de los seres mágicos, esta historia se adentra por un camino propio y emocionante para contar el rechazo, la búsqueda de la propia identidad y del lugar entre los otros, para ahondar en la complejidad de los sentimientos y en su elevado precio. Capítulos breves, armados con la tensión precisa, hacen que se contenga el aliento y se agudicen los sentidos para no dejar escapar ni un detalle de una narración que obtiene su fuerza a partir de la sutileza y la fragilidad. Por algo ha sido premiada en dos... Seguir leyendo
Tom, piel de escarcha
La Tribu huyó despavorida. Tom, frenético, corrió a esconderse entre las ramas moradas de un endrino cubierto por la maleza y se quedó tan quieto como pudo.
Eran tres. Demonios. No especialmente grandes –éstos no–, pero sí pesados, calientes, torpes, y se bramaban unos a otros con sus feas voces.
Tom intentó acallar su respiración. ¿Cómo era posible que los demonios hubiesen llegado hasta allí? No se había dormido, de eso estaba seguro. Debería haberlos visto llegar hacía rato.
Se dirigían hacia él. Sus pisotones producían bastante ruido, así que ¿por qué no los había oído antes?