Neón es adoptado por un relojero amante del orden y la puntualidad. Con él aprende muchas rutinas, más que un perro parece un robot. Pero todo falla el día que su amo tiene un accidente y sufre amnesia. Gracias a Violeta, la hija de la vecina, Neón no estará solo y, cuando visitan al señor Justiniano en el hospital, se producirá una gran sorpresa. Una aventura que trasmite valores como el cuidado y respeto a los animales. Intercalados entre los capítulos aparecen, a modo de tiras cómicas, los «Anecdotarios perrunos».Neón es adoptado por un relojero amante del orden y la puntualidad. Con él aprende muchas rutinas, más que un perro parece un robot. Pero todo falla el día que su amo tiene un accidente y sufre amnesia. Gracias a Violeta, la hija de la vecina, Neón no estará solo y, cuando visitan al señor Justiniano en el hospital, se producirá una gran sorpresa. Una aventura que trasmite valores como el cuidado y respeto a los animales. Intercalados entre los capítulos aparecen, a modo de tiras cómicas, los «Anecdotarios perrunos».
Neón, el perro reloj
Neón era un perrito común y silvestre, de raza Delacalle. Don Justiniano lo encontró tirado en el jardín de la entrada de su casa. Algún desalmado había encerrado al cachorrito en una bolsa de plástico y lo había abandonado a su suerte. ¡Hay cada uno!... Por fortuna, fue a dar en la casa de don Justiniano, un señor un poco exagerado con el orden y la exactitud, pero de buen corazón.