En el mapa pictórico que ofrece el cuerpo del papá tatuado hay lugar para reinos perdidos, seres fantásticos y reflejos de su propia vida. Una despensa de historias unidas por la desbordante imaginación de alguien que, a base de pequeños cuentos, intenta mantener viva la atención y el cariño del hijo, a la vez que destierra sus temores. Largas ausencias reflejadas en un universo modelado con total libertad creativa, adaptando estéticas hasta ahora inéditas en el panorama del cuento ilustrado.En el mapa pictórico que ofrece el cuerpo del papá tatuado hay lugar para reinos perdidos, seres fantásticos y reflejos de su propia vida. Una despensa de historias unidas por la desbordante imaginación de alguien que, a base de pequeños cuentos, intenta mantener viva la atención y el cariño del hijo, a la vez que destierra sus temores. Largas ausencias reflejadas en un universo modelado con total libertad creativa, adaptando estéticas hasta ahora inéditas en el panorama del cuento ilustrado.
Papá tatuado
Papá va y viene. Como el día, como la noche. Cuando menos te lo esperas ¡zaaaaas!, te lo encuentras cavando en el huerto, quitando las malas hierbas que lo han invadido todo; o en la cocina con el delantal puesto, preparando la cena, como si no hubiera estado fuera más de dos meses.