El ladrón de las sombras
La noche es el mejor momento para los que son como yo. Cuando salgo a las calles, la gente corriente ya lleva tiempo dormida en sus calientes y mullidas camas. Ni siquiera los viejos borrachos, que han trasnochado para beber, se atreven a aventurarse por la impenetrable oscuridad de la ciudad y prefieren no salir de las tabernas.