Calzados Lola
Ah, nadie sabe bien cuánto me tarda el partir. Ya me voy, ya marcho, me digo y mi corazón se vuelve loco de contento y siento que me late más rápido. Aún no he tragado mi primera cápsula y ya estoy muriendo, y siento la misma impaciencia de la mujer cuyo marido vuelve después de haber estado en la mar meses, años. Después de tanto tiempo al fin me siento viva, dispuesta para morir.