Los niños suelen experimentar un placer muy particular cuando el desenlace de un cuento es inesperado. También es cierto que aquellas historias en las que los personajes mezquinos, maliciosos o desleales reciben una cucharada de su propia medicina les satisfacen especialmente. Si se explora el universo de los monstruos y lo tétrico, el éxito ya está garantizado. Pero además esta historia cuenta con una heroína independiente y lista que no solo sortea las dificultades con las que se encuentra sino, además, nos atrae por su extrañeza. Los niños suelen experimentar un placer muy particular cuando el desenlace de un cuento es inesperado. También es cierto que aquellas historias en las que los personajes mezquinos, maliciosos o desleales reciben una cucharada de su propia medicina les satisfacen especialmente. Si se explora el universo de los monstruos y lo tétrico, el éxito ya está garantizado. Pero además esta historia cuenta con una heroína independiente y lista que no solo sortea las dificultades con las que se encuentra sino, además, nos atrae por su extrañeza.
Zarah. ¿No tendrás miedo, verdad?
Érase una vez cuatro amigas y otra amiga más. Las cuatro amigas se llamaban Agnes, Bea, Cordelia y Dorotea. La otra amiga se llamaba Zarah. –Hoy iremos al bosque –dijo Dorotea un día. Y las amigas siempe hacían lo que decía Dorotea. Zarah también. –¿O te da miedo el bosque, Zarah? –preguntó Agnes.