De la mano del escritor Ricardo Alcántara, acompañado en la ilustración por Gusti, nos llega esta historia de amistad, la de Tomás y su pelota, que deciden acoger al soldado de plomo que encuentran pidiendo auxilio en el campo. La férrea disciplina del soldado le llevará a hacer un desafortunado comentario a Tomás, faltándole el respeto, lo que generará una situación de tristeza en el ambiente. El soldado desesperado por arreglar la situación, acudirá a preguntar qué debe hacer al viento. Éste le dará la solución: pedir perdón. De la mano del escritor Ricardo Alcántara, acompañado en la ilustración por Gusti, nos llega esta historia de amistad, la de Tomás y su pelota, que deciden acoger al soldado de plomo que encuentran pidiendo auxilio en el campo. La férrea disciplina del soldado le llevará a hacer un desafortunado comentario a Tomás, faltándole el respeto, lo que generará una situación de tristeza en el ambiente. El soldado desesperado por arreglar la situación, acudirá a preguntar qué debe hacer al viento. Éste le dará la solución: pedir perdón.

Tomás y las palabras mágicas

Tomás era un muñeco de madera. Como a todos los muñecos, lo que más le gustaba era jugar. Jugaba a las canicas, a la gallinita ciega, al escondite… Como todos los juguetes, necesitaba tener amigos. Tenía muchos, pero su mejor amiga era la pelota. Se querían tanto que eran inseparables. Paseaban juntos, reían juntos, saltaban juntos… Al llegar la noche dormían muy cerquita el uno del otro.